SOPAS DE AJO EN SARTÉN
La receta que hoy os traigo viene a celebrar que el blog
Recetas de Tía Alia está de celebración. Hace apenas unas semanas Carmen nos comunicó que había cumplido
un añito y que estaba gustosa de celebrarlo rememorando el espíritu con el que fue creado: las recetas tradicionales de su familia, y nos invitaba a ser partícipes de lo rico que abunda en la cocina de nuestras familias poniendo sobre la mesa recetas que nos han acompañado siempre.
En casa de mis padres hay una receta que se ha convertido en un clásico a petición popular-familiar: las sopas de ajo en sartén, o tal y como mi madre las llama: tosta de sopas de ajo. La particularidad que tienen estas sopas de ajo es que no se cocinan en una cazuela, si no en una sartén, consiguiendo así unas sopas con una base crujiente y torradita. Para ello se necesita paciencia. Primero para picar el pan, y noo vale cualquier pan. El mejor es el que comúnmente llamamos "de pueblo", esas hogazas grandes, hechas con harina candeal, aunque para los que vivimos en una gran ciudad, ésta es una odisea difícil de conseguir. Siempre que mis padres viajan a su pueblo, una pequeña localidad en la provincia de Zamora, se hacen con buen pan para este menester. ¡Y pensar que cuando yo era pequeña no me gustaba ese pan! Como tampoco me gustaba la leche de la vaca recién ordeñada, o los huevos de las gallinas de mi abuela, porque tenían la yema demasiado amarilla. Hoy en día muchos, inclusive la que aquí escribe, vemos estas cosas con cierto romanticismo. El mismo que ahonda en los sentimientos cuando mi madre me cuenta que mi abuela, e incluso mi bisabuela, cocinaban estas sopas en una cocina de hierro fundido, una de esas conocidas como bilbaínas, y con leña de vid. Qué sabor tan rico le daría a las comidas, ¿no creéis? Pero lo cierto es que antaño, todo, aunque más bien poco que mucho, estaba rico. Porque era tal la escasez de comida que había en las casas, que un mendrugo de pan era una delicia. Y hoy que tenemos de tanto y nos cansamos de todo. Y hablaba yo de la paciencia que se necesitaba para hacer esta sopa, y no solo para picar, o migar el pan, sino para tener que esperar en torno a una hora a poder disfrutar de esta receta tan rica y que tanto gusta en mi familia.
Para hacer unas sopas de ajo no pueden faltar ni pan, ni ajos, ni pimentón, ni agua. Zamora, tierra del vino, tierra que vio nacer a toda mi familia, tanto materna como paterna, celebra en las fiestas de San Pedro, en junio, la riqueza de este producto tan aromático. El pimentón de Zamora también es muy peculiar, a pesar de ser el de la Vera, en Cáceres, el más popular. Y solo nos queda el agua, que se puede sustituir por un buen caldo de carne o de pollo. Y también necesitamos una grasa: antaño la manteca, que hoy podemos seguir usando, por supuesto, pero en casa se mis padres se usa aceite de oliva, más saludable.
Las sopas de ajo es una receta típica de la Cuaresma de Zamora, tan famosa por su Semana Santa. En la madrugada del Viernes Santo, los feligreses del Cristo Nazareno, se reúnen en la Plaza de las Tres Cruces para comer un buen plato de sopas de ajo calientes, aunque no en sartén, si no caldositas, y además se sirven en una cazuela de barro con forma de jarra con la que se pueden servir más cómodamente.
¿Y cómo hacemos estas sopas de ajo?
Ingredientes para unas sopas en sartén de unos 20 cm de diámetro
- una barra de pan duro migada, o picada en lonchas finas como la patata para tortilla
- 2 dientes de ajo para el frito inicial y 4 dientes de ajo para machacar
- 3 ó 4 cdas. de aceite de oliva
- 1 cdta. de pimentón, mejor si tiene un toque ligeramente picante
- agua, la cantidad que quepa en la sartén hasta cubrir el pan, o caldo de carne o ave
Elaboración
- En la sartén ponemos a dorar dos dientes de ajo cortados en láminas, añadimos la cucharadita de pimentón, removemos rápidamente y vertemos un vaso de agua.
- Machacamos los otros cuatro dientes de ajo con una pizca de sal y los añadimos a la sartén con el agua.
- Cuando comience a hervir el agua de la sartén, añadimos el pan y lo cubrimos de agua y salamos al gusto. Lo dejamos cocer a fuego fuerte unos cinco minutos, y transcurrido ese tiempo bajamos la potencia al mínimo y dejamos cocer las sopas durante al menos una hora.
- De vez en cuando vigilamos cómo se van haciendo nuestras sopas, separando la torta de la sartén con la punta del tenedor y así vamos comprobando su punto de tostado.
- Servimos en la mesa en la misma sartén y se comen bien calentitas.
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