Tortas de aceite de Inés Rosales { Reto Bake the World }

{ 20 Comentarios }


tortas-de-aceite

¿Hay algún español de a pie que no conozca las famosas tortas de aceite de Inés Rosales? 

Dudo mucho que así sea, y si tú eres uno de los que lees su nombre por primera vez, permíteme decirte que andas algo despistadillo. Sabrás que en cuestión de repostería, España es un país bien rico y que nada tiene que envidiarle a la repostería internacional. Y por muchas modas que se impongan, como ocurre con los cupcakes y las tartas decoradas ... señores y señoras, si me ponen delante uno de nuestros dulces y otra de esas delicias de corte anglosajón, me tiro de cabeza a por lo nuestro. Me pongo sentimental cuando huelo el aroma a anís que se desprende del horno cociendo un dulce, ¡qué le vamos a hacer!

Pues tal y como iba yo a contarte, lector despistado, las tortas de aceite de Inés Rosales son un dulce típico de nuestra repostería. Llevan elaborándose de forma manual, y por lo tanto, artesanal, desde hace por lo menos 100 años. Lo más característico de ellas son su forma, redonda, la presencia del anís en grano y del ajonjolí entre sus ingredientes, su textura crujiente, y muy especialmente, su envoltorio: un papel parafinado que ayuda a la mejor conservación de esta delicia dulce.

tortas-de-aceite


Cuando Clara y Virginia, que gestionan Bake the World, propusieron participar en el reto del mes de abril elaborando unas tortas de aceite, me alegré muchísimo porque era una receta que llevaba pendiente de hacer desde tiempos inmemorables. ¡Qué alegría! Ahora sí que no iba a haber receta que se interpusiera. Las tortas de aceite pasarían por mi cocina sí o sí. 

Son increíblemente sencillas de hacer. La masa es muy suave, muy manejable, y el resultado son las tortas que todos conocemos y que nos sirven para desayunar, merendar o matar el gusanillo de cualquier momento. Y aunque la propia web nos aconseja tomarlas con leche o café, no sé por qué, pero yo las visualicé acompañadas de un vinito dulce a media tarde, o incluso como postre. 

¿Y vosotros? ¿Cómo las comeríais?

Pero para comerlas, habrá que ponerse con las manos en la masa, ¿no?

tortas-de-aceite



Cómo elaborar las famosas tortas de aceite de Inés Rosales:

Ingredientes (Para aproximadamente 18 tortas de aceite)

  • 80 gr de aceite de oliva suave
  • La ralladura de un cuarto de limón
  • 8 gr de anís en grano
  • 100 gr de agua tibia
  • 15 levadura fresca de panadero
  • 35 gr de licor de anís
  • 30 gr de azúcar blanquilla + extra para espolvorear
  • 290 gr de harina de panadero
  • Una pizca de sal
  • 15 gr de ajonjolí

Elaboración


Método tradicional
  1. En un cazo ponemos el aceite, la ralladura de limón y el anís en grano y lo calentamos sin que llegue a hervir. Dejamos infusionar y lo reservamos hasta que pierda temperatura.
  2. En un recipiente ponemos la harina, el azúcar, la pizca de sal, el ajonjolí y añadimos los líquidos: el anís, el aceite infusionado y el agua, en el que habremos disuelto previamente la levadura. Mezclamos bien con una cuchara de madera o con una rasqueta. Reservamos en un recipiente y lo tapamos con un paño, film transparente o un gorro de ducha durante una hora o hasta que doble su volumen. 
  3. Precalentamos el horno a 220ºC. Protegemos dos bandejas de horno con papel vegetal.
  4. Transcurrido ese tiempo, desgasificamos la masa. Para formar las tortas, cogemos pequeñas porciones de masa, del tamaño de una nuez o un pelín más grandes, le damos forma de bola, la aplastamos con la palma de la mano y finalmente la extendemos con un rodillo hasta dejarla muy, muy fina, de un grosor de aproximadamente un milímetro y unos doce milímetros de diámetro. Si notáramos que la masa se pega en la superficie, no añadir más harina, sino aceite. 
  5. Colocamos las tortas en las bandejas de horno, espolvoreamos con abundante azúcar, presionándola ligeramente con las yemas de los dedos, y las introducimos en el horno durante unos diez minutos o hasta que comiencen a dorarse. 
Con thermomix 31

  1. Poner en el vaso el aceite, la ralladura de limón y el anís en grano. Calentar a 100º, durante 2 minutos, velocidad 1. Apagar y reservar hasta que pierda temperatura.
  2. Encender de nuevo el thermomix, añadir el agua y la levadura. Desmenuzar durante 4 segundos, velocidad 4.
  3. Incorporamos el resto de los ingredientes: el licor de anís, el azúcar, la harina, la pizca de sal y el ajonjolí. Amasar durante 4 minutos, velocidad espiga. Reservar en el vaso tapado durante una hora o hasta que doble su volumen. 
  4. Precalentamos el horno a 220ºC. Protegemos dos bandejas de horno con papel vegetal.
  5. Transcurrido ese tiempo, sacamos la masa del vaso, mejor con las manos ligeramente aceitadas, y desgasificamos la masa. Para formar las tortas, cogemos pequeñas porciones de masa, del tamaño de una nuez o un pelín más grandes, le damos forma de bola, la aplastamos con la palma de la mano y finalmente la extendemos con un rodillo hasta dejarla muy, muy fina, de un grosor de aproximadamente un milímetro y unos doce milímetros de diámetro. Si notáramos que la masa se pega en la superficie, no añadir más harina, sino aceite. 
  6. Colocamos las tortas en las bandejas de horno, espolvoreamos con abundante azúcar, presionándola ligeramente con las yemas de los dedos, y las introducimos en el horno durante unos diez minutos o hasta que comiencen a dorarse. 
Notas
Las tortas de aceite se mantuvieron crujientes durante dos días guardadas en una lata. A partir de aquí, se reblandencen y pierden textura.


Fuente, aquí


20 comentarios han dado alegría a esta entrada:

Si tienes alguna consulta, te responderé en cuanto me sea posible. También puedes escribir un correo a cocidodesopa@gmail.com.
Muchas gracias por tus palabras y tu tiempo.

Pollo a la portuguesa { #retotíaalia }

{ 14 Comentarios }

pollo-a-la-portuguesa


Que te hagas a la idea de una cosa, y que te den gato por liebre, no hace mucha gracia, ¿verdad? Claro, que todo depende de la seriedad del tema, y si no es de los que nos quitan la vida, mejor sacamos la enseñanza que podamos de la experiencia, y tiramos adelante. 

Cuando María, del blog Decorecetas, anfitriona del #retotíaalia del mes de abril, propuso el Pollo a la portuguesa como receta salada, una, teniendo en casa un pequeño libro sobre gastronomía lusa, se frotó las manos justo antes de tocar sus lomos y disponerse a indagar. Bueno, más bien a contrastar la receta que pudiera encontrar con la del recetario de Tía Alia. Voy directa al índice y ... ¡oops!, no encuentro nada por ese nombre. Así que pasamos al plan B: San Google. Y menuda sorpresa cuando descubro que el pollo a la portuguesa no es un plato portugués, sino que es una receta típica de la lejana Argentina. Pero es que los ingredientes que nos da Tía Alia en su receta distan de los que se ponen al fuego para junto al pollo para darle el nombre de "a la portuguesa". 

¿Preocupaciones? ¡Cero! Uno de los principales ganchos de los retos es la posibilidad que nos brindan de aprender, y de este reto iba a aprender cómo hacer un Pollo a la portuguesa que, irónicamente, de portugués no tiene nada, o quizás sí, porque tal cual leí en algún artículo, la razón de su sobrenombre puede deberse a que la receta incorpora pimiento verde y rojo, los colores que ondea la bandera de nuestro vecino, Portugal. 

La receta pintaba super sencilla, y con ingredientes que no exigen una compra especial en el súper. Imaginad si era fácil, que se fue haciendo mientras iba colocando la compra de la semana ;)

Os explico cómo hacer un Pollo a la portuguesa:

Ingredientes (Para 4 personas)

  • 1 pollo de 1 kg aproximadamente troceado (pedí al pollero un pollo pequeñito de ese peso aproximado)
  • 70 gr de pimiento verde italiano
  • 70 gr de pimiento rojo marrón
  • 70 gr de cebolla
  • 1 diente de ajo grande
  • 150 ml de vino blanco
  • 200 ml de tomate triturado (media lata)
  • Sal 
  • Pimienta
  • Una guindilla despepitada
  • Perejil picado para decorar
  • Patatas mini como guarnición

Elaboración

  1. En una cazuela ponemos dos cucharadas de aceite. Salpimentamos los trozos de pollo y los doramos a fuego fuerte.
  2. Pelamos la cebolla y la picamos en juliana fina. Picamos de la misma manera los dos tipos de pimiento, y pelamos y laminamos el diente de ajo. Una vez que los trozos de pollo están dorados, incorporamos las verduras y les vamos haciendo un hueco entre el pollo. Bajamos el fuego a una potencia media. Cuando comienzan a ablandarse, subimos el fuego antes de añadir el vino blanco. Dejamos que evapore el alcohol durante un par de minutos, y por último incorporamos el tomate triturado. Incorporamos bien con el pollo. Llevamos a ebullición, y una vez en ese punto, bajamos el fuego, añadimos la guindilla despepitada, tapamos, y dejamos cocer durante media hora. Al tratarse de un pollo pequeño, lo tendremos listo en muy poco tiempo. Comprobamos el punto de sal y pimienta y lo corregimos si fuera necesario.
  3. Como guarnición, lavamos unas patatas pequeñitas, o las cortamos en cuartos si son de mayor tamaño. Cocemos en el microondas entre cinco y siete minutos. Las sazonamos con sal y las servimos como acompañamiento. Por último, espolvoreamos un poquito de perejil picado.


14 comentarios han dado alegría a esta entrada:

Si tienes alguna consulta, te responderé en cuanto me sea posible. También puedes escribir un correo a cocidodesopa@gmail.com.
Muchas gracias por tus palabras y tu tiempo.

Pizza de tomates cherry asados, queso de cabra y rúcula { La definitiva }

{ 18 Comentarios }

pizza con tomates cheery, queso de cabra y rúcula


Cuando me metí en este mundo que a todos nos tiene tan enganchados, la cocina, una de las cosas que más freno me ponía eran las masas. Eso de tener que enfrentarme a una masa pringosa con la que tuviera que pelear más que si tuviera que quitarme una camisa de fuerza, me echaba para atrás.

Llegó la thermomix a mi casa. ¡Qué bien! Ahora sí que voy a atreverme con ellas de verdad. Todos los ingredientes al vaso y que sea ella la que se manche, y yo, lo justo y necesario. De entre todas las masas, la de pizza fue la primera que probé. Y oye, ¡qué bien! La masa de pizza sale perfecta, nada pegajosa, la dejo reposar, la extiendo ... pero ¡oh! El resultado final no termina de convencernos.

Pruebo una receta de por aquí, otra de por allá, pruebo añadiendo sémola, controlando el tiempo de horno arriba y abajo ... y nada, que no. Para deciros que mis comensales preferían las pizzas a domicilio. Y eso es un horror para una blogger gastronómica, no me digáis que no.

pizza-con-tomates-cheery-queso-de-cabra-y-rúcula


Pero un día llegó Ibán Yarza, a quien muchos de vosotros conoceréis por ser un gurú del mundo del pan. Llegó al programa Robin Food, que presenta David de Jorge con su pizza chorra, sí chorra - no os riais, ja ja ja.  Las explicaciones de Ibán son siempre tan sencillas, con un tono de voz tan tranquilo y cadente, que produce un gustazo enorme escucharlo y verlo en acción. Ibán explicaba que no había que amasar esta masa de pizza, sino simplemente mezclar los ingredientes y dejarla dormir en la nevera uno, dos o tres días antes de elaborar nuestra pizza definitiva. Por mis incursiones en el mundo del pan, ya había experimentado que el proceso de fermentación en frío en las masas logra unos resultados sorprendentes. Así que me dije: "Yolanda, ¿por qué no?" Mínimo esfuerzo, y la cosa ... promete :)

masa pizza yban yarza


Y así fue. La "cosa" no solo prometió, sino que cumplió su promesa y a fecha de hoy puedo decir que es la mejor masa de pizza que he hecho en casa jamás. No exige amasado en ningún momento, y a la hora de estirar la masa nos bastan las yemas de los dedos para ello. La masa se cuece en la parte más baja del horno, a temperatura máxima, y conseguimos una base de pizza super fina, muy crujiente, con el toque de bordes tostaditos de una pizzería, algo totalmente idílico (al menos para mi), y un poco más gruesos pero ahuecados por las burbujas de aire que se han formado en la propia masa. Y como veis en el corte, unos alveolos finos y muy tentadores.

pizza-con-tomates-cheery-queso-de-cabra-y-rúcula


¡Espectacular! ¡Creedme!

Ingredientes (Para 4 personas)

Elaboración

  1. Uno, dos o tres días antes de elaborar nuestra pizza ponemos la harina, el agua, el aceite, la sal y la levadura desmenuzada en un recipiente amplio y hondo y los mezclamos con una cuchara de madera o una rasqueta de panadero.
  2. Una vez hayamos logrado que los ingredientes se hayan incorporado, tapamos con un gorro de ducha y dejamos reposar 15 minutos.
  3. Transcurrido este tiempo, plegamos la masa sobre sí misma como si fuera un tríptico.
  4. Si vais a emplear toda la masa para una misma base, engrasáis un recipiente y depositáis la masa en su interior. El recipiente ha de ser grande, pues la masa crece, y bastante. Tapamos con un gorro de ducha y guardamos en la nevera hasta que llegue en día de elaborar nuestra pizza. Si fuerais a dividir la masa en dos, por ejemplo, hacéis las particiones, dejáis reposar quince minutos más antes de guardarla definitivamente en la nevera.
  5. El día en que vayamos a utilizarla, preparamos una bandeja de horno y la protegemos con papel vegetal. Yo lo hago en la parte convexa de la bandeja para que a la hora de introducir la masa en el horno solo con el papel, me resulte más cómodo trasladarla. Espolvoreamos sobre el papel una nube de harina, sacamos la masa del recipiente con cuidado y así hacer lo posible para que no expulse el aire que ha ido acumulando con los días. Extendemos la masa con la ayuda de las yemas de los dedos, tratándola con cuidado y cariño y la tapamos con un paño durante una hora.
  6. Transcurrido este tiempo, rellenamos con los ingredientes que deseemos, en este caso una base de salsa de tomate, tomates cherry asados, y queso de cabra, y horneamos a 250ºC durante cinco minutos, y después pasamos la pizza a la bandeja de horno, con mucho cuidado para no quemarnos, y la subimos para darle un golpe de grill durante un par de minutos, lo justo hasta que los bordes comiencen a dorarse.
  7. Nada más sacarla del horno, extendemos un poco de rúcula por encima, y acompañamos con un aceite picante, que le va de miedo, a disfrutar de lo lindo.

Fuente: Pizza chorra


18 comentarios han dado alegría a esta entrada:

Si tienes alguna consulta, te responderé en cuanto me sea posible. También puedes escribir un correo a cocidodesopa@gmail.com.
Muchas gracias por tus palabras y tu tiempo.

Empanadillas de brandada de bacalao

{ 13 Comentarios }

empanadillas-rellenas-de-brandada-de-bacalao

En casa va a haber quien piense en ponerme un mote por mi adoración hacia el bacalao. No sé si será por eso por lo que hay (y estoy pensando en la menor de edad que vive en casa) quien siente cierta aversión hacia un pescado, que para mi, es adorado. Prefiero pensar que no es así, y que es más bien el que no ha sabido cogerle el puntillo y que por ese motivo no le gusta tanto como a mi. Y claro, aquí está su madre para explotarlo al máximo y cocinarlo de tantas maneras posibles para dar en el clavo con la que puede ser la receta definitiva por la que se le pondrán corazoncitos en los ojos cuando vea una buena tajada de bacalao en el plato.

Mira que la niña chica no es, y en alguna ocasión la he engañado diciéndole que lo que ha cenado ha sido merluza, para luego confesarle que realmente se trataba de un "bacalao amerluzado", invención de una para llevármela al huerto, e imaginad su cara de espanto al oír tal confesión; o como en el caso de estas empanadillas rellenas de bandada de bacalao, decirle que iban rellenas de atún, que tampoco es que lo adore, vaya. 

empanadillas-rellenas-de-brandada-de-bacalao


Esta historia es una más de tantas con las que vosotras, como madres, os habréis topado cuando en el plato frente a vuestros hijos hay algún ingrediente que no les gusta e intentáis engañarlos camelarlos diciéndoles que es uno de su gusto. ¿Hasta que punto saben reconocer los sabores reales de los alimentos cuando van mezclados con otros? A las pruebas me remito para responder diciendo que no siempre.

Como conclusión os diré que se comió las empanadillas que le puse en el plato, y que cuando escuchó mi confesión, solo soltó un "ya me parecía a mi raro este atún". ¿Me lo he de creer?

Las empanadillas, sea cual sea el relleno que lleven, son una de esas comidas que una agradece tomar con los dedos y que en inglés se ha popularizado como finger food. Ideales como entrante, como picoteo, como plato fuerte para una cena acompañada de una ensalada verde, ¿y por qué no?, para una salida campestre. ¿A que apetecen?

De esta receta podéis preparar el relleno el día anterior, y preparar las empanadillas poco antes de llevarlas a la mesa. Podéis freírlas, pero en casa nos resultan indigestas, aparte de más calóricas, y preferimos que pasen por el horno en vez de por la sartén.

empanadillas-rellenas-de-brandada-de-bacalao



Ingredientes (Para 12 empanadillas)
  • 360 gr de migas de bacalao
  • 4 dientes de ajo
  • 60 gr de aceite de oliva
  • 225 ml de leche
  • Una cucharada de perejil
  • Sal (si fuera necesario)
  • 12 obleas de empanadilla grandes
  • Una yema de huevo
  • Ajonjolí, semillas de nigella, de amapola ... (para decorar)
  • Salsa alioli
  • Salsa de tomate
Elaboración
  1. La noche anterior lavamos las migas de bacalao bajo el chorro de agua del grifo y las mantenemos en un recipiente cubiertas de agua. Al día siguiente, cambiamos el agua, y lo escurrimos poco antes de comenzar a trabajar con la receta, aclarándolo al mismo tiempo.
  2. Vertemos agua y las migas de bacalao en un cazo, la suficiente para que lo cubra, y lo llevamos a ebullición. Justo en el momento que rompa a borbotear, apagamos el fuego y mantenemos el bacalao sumergido durante cinco minutos. Transcurrido este tiempo, lo colamos y lo reservamos.
  3. En un cazo ponemos cuatro cucharadas de aceite a calentar y doramos a fuego suave en ella los dientes de ajo pelados y enteros. Es conveniente mover los ajos con frecuencia y no quitarle el ojo para que solo se doren y no se quemen, pues desprendería un sabor amargo que nos arruinaría la elaboración. 
  4. Retiramos los dientes de ajo, incorporamos el bacalao al aceite, removemos, y añadimos el resto del aceite, y hacemos los mismo con la leche, que añadiremos poco a poco para evitar que se corte. Removemos con cierta frecuencia y mantenemos cociendo hasta que comience a adquirir la textura de una crema, unos quince minutos más tarde. Añadimos el perejil picado en el último momento, incorporamos bien y lo reservamos para que se enfríe.
  5. Precalentamos el horno a 200ºC, con calor superior e inferior. Preparamos una bandeja de horno y la protegemos con papel de horno.
  6. Rellenamos las obleas de empanadillas con una cucharadita de la brandada. Pincelamos los bordes de la oblea con agua, cerramos la empanadilla por el medio, y hacemos presión en los bordes con la punta de un tenedor. Colocamos las empanadillas en la bandeja de horno.
  7. Batimos la yema, añadimos unas gotitas de agua para aligerarla, pincelamos las empanadillas con ella, y las decoramos con unas semillas de nigella, con ajonjolí o con semillas de sésamo o de amapola.
  8. Introducimos la bandeja en el horno a media altura unos 10 minutos o hasta que la superficie se haya dorado ligeramente. 
  9. Servimos con salsa alioli o de tomate como acompañamiento, y una ensalada verde.

13 comentarios han dado alegría a esta entrada:

Si tienes alguna consulta, te responderé en cuanto me sea posible. También puedes escribir un correo a cocidodesopa@gmail.com.
Muchas gracias por tus palabras y tu tiempo.

Tomates cherry al horno

{ 11 Comentarios }

tomates-cherry-al-horno


¿Quién me iba a decir a mi que me iba a aficionar a los tomates cherry al horno? También es verdad que no a todo tipo de tomate; no me miréis como que un bicho raro fuera, pero no son lo mío. O mejor tendría que decir que no eran lo mío hasta que hice esta otra receta de tomates confitados. Pero un día, me dio por hacerlos un poquito diferentes, y mi acierto fue mayor si cabe.

Hasta la fecha se han convertido en los protagonistas de varias recetas que irán viendo la luz poco a poco, y como serán un punto de referencia, he querido darles el protagonismo que deben en una entrada única y exclusiva para ellos, porque lo valen y porque lo merecen. Parece mentira que con cuatro ingredientes que podemos tener en casa se pueda conseguir algo tan rico y que da tanto juego. Ya veréis ;)

Os invito a que los cocinéis. Os puedo asegurar que en casa se comen como si fueran gominolas, pero con la ventaja de ser muchísimo más saludables, por supuesto. Y ver comer a los tuyos algo tan sano te hace ver que estás haciendo las cosas muy bien y desde el lado más sano y saludable, lo cual es gratamente reconfortante.

Y atentos, porque en breve aparecerán como protagonistas de otras recetas.

¿Queréis saber cómo hacer unos deliciosos tomates cherry al horno?

Ingredientes

  • Medio kilo de tomates cherry
  • Orégano
  • Sal de ajo
  • Sal
  • Aceite

Elaboración

  1. Precalentamos el horno a 180ºC.
  2. Lavamos y secamos los tomates. Los cortamos por la mitad desde la parte del nacimiento del tallo.
  3. Espolvoreamos con el orégano, la sal, la sal de ajo y los regamos con un chorretón de aceite. Mezclamos bien para que los tomates se impregnen bien de todos los ingredientes y los horneamos durante 30 minutos aproximadamente, o hasta que veamos que realmente están tiernos, porque depende del tipo de tomate cherry.




11 comentarios han dado alegría a esta entrada:

Si tienes alguna consulta, te responderé en cuanto me sea posible. También puedes escribir un correo a cocidodesopa@gmail.com.
Muchas gracias por tus palabras y tu tiempo.

Bocaditos crujientes con ruibarbo

{ 19 Comentarios }

barritas-crujientes-con-ruibarbo


Ruibarbo

Si oís esta palabra unos cuantos años atrás, seguramente que ni os inmutaríais. Sin embargo, si la oís hoy, estoy segura de que inmediatamente después preguntaríais ... "¿dónde, dónde?". Y es que este producto, denominado fruta, a pesar de que se asemeja más bien a una verdura por su largo tallo del estilo al apio, es una de las más deseadas por nosotras, bloguers gastronómicas. ¿Por qué? Pues simple y llanamente porque no es típico de tierras españolas, ni tan siquiera encontrarla en comercios habitualmente, todo lo contrario que en algunos países del norte y centro de Europa, en las Islas Británicas, y también en Estados Unidos. 

La culpa de que hoy esté aquí con una receta con ruibarbo la tienen Paula y Lidia de la O. Ellas, ganadoras de un curso de repostería americana impartido por Alma Obregón, y que ganaron a raíz de un concurso en Canal Cocina, vinieron a Madrid para disfrutarlo. Y yo me convertí en una pequeña guía bloguer turística por una mañana :)

Llegados a este punto, tengo que rectificar y decir que si hoy os traigo una receta con ruibarbo, la verdadera culpable soy yo. Sí, yo. Y es que fue pasar por el pequeño escaparate de la frutería por la que acceder a Platea, en la calle Goya de Madrid, para que rápidamente se me ocurriera preguntar si tenían ruibarbo. ¡Y tenían! ¡Vaya que sí! ¿Y qué hicimos las tres? Lo imagináis, ¿verdad?

barritas-crujientes-con-ruibarbo


Al trío se unió Beatriz por vía telefónica. Otra que no se pudo resistir a la tentación, ja ja ja. Y tras esta rápida concesión de caprichos, ¿qué hacer? Retarnos a elaborar una receta con ruibarbo. 

En mi caso no fue una, sino tres. Una de ellas, estos bocaditos crujientes con ruibarbo; otra, una mermelada con fresas, fruta con la que hace un estupendo matrimonio; y una última que aunque deliciosa, no verá la luz porque la masa quebrada no salió nada fotogénica. 

Sobre mis bocaditos crujientes, os diré que volaron entre una merienda y un desayuno. La base, un bizcocho super aireado, quedó super jugoso. Y el ruibarbo perdió ese toque ácido que le caracteriza para convertirse en una suave y dulce fruta

Os invito a visitar a mis compis de reto, pero eso sí, después de haber leído la receta de cómo elaborar unas bocaditoss crujientes con ruibarbo
Y además os invito a echarle un vistazo a otra receta ya publicada: unas empanadillas de manzana y ruibarbo.




barritas-crujientes-con-ruibarbo



Ingredientes


Para el streusel
  • 4 cdas de mantequilla sin sal
  • 65 gr de harina de trigo
  • 55 gr de azúcar moreno
  • Una pizca de sal
Para el pastel
  • 170 gr de ruibarbo cortado en trozos de 1 cm de tamaño
  • 1 cda de azúcar moreno
  • 125 gr de harina de trigo
  • 1/2 cdta de impulsor químico (levadura)
  • 1/4 cdta de sal 
  • 115 gr de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
  • 125 gr de azúcar glas
  • 2 huevos tamaño "L" a temperatura ambiente
  • 1/2 cdta de extracto de vainilla

Elaboración

  1. Pre-calentamos el horno a 180ºC.
  2. Protegemos un molde cuadrado de 20x20 con papel vegetal. Reservamos.
  3. Con las yemas de los dedos mezclamos los ingredientes del streusel hasta que hayamos formado una masa de textura similar a migas de pan gruesas. Reservamos en la nevera hasta el momento de su uso.
  4. En un recipiente mezclamos el ruibarbo, la harina y el azúcar moreno. Reservamos.
  5. En otro recipiente mezclamos la harina, el impulsor químico y la sal. Reservamos.
  6. En un robot de cocina blanqueamos la mantequilla y el azúcar durante cinco minutos. Añadimos los huevos uno a uno, sin incorporar el siguiente hasta que no se haya incorporado el anterior. Continuamos con el extracto de vainilla.
  7. Añadimos la harina y mezclamos todo durante dos minutos. Quedará una pasta de textura muy espesa. Vertemos sobre el molde preparado y extendemos con una espátula.
  8. Sobre la masa distribuímos el ruibarbo, y sobre este espolvoreamos el streusel reservado en la nevera.
  9. Cocemos en el horno a media altura, con calor superior e inferior, entre 45 y 50 minutos o hasta que al pinchar el bizcocho con un palillo, este salga completamente limpio.
  10. Dejamos enfriar por completo antes de desmoldarlo.

Fuente: Rhubarb crum bars, de Martha Stewart.




19 comentarios han dado alegría a esta entrada:

Si tienes alguna consulta, te responderé en cuanto me sea posible. También puedes escribir un correo a cocidodesopa@gmail.com.
Muchas gracias por tus palabras y tu tiempo.

Coquitos { o Amarguillos }

{ 15 Comentarios }

coquitos


Esta es una de esas recetas con señera en mi familia. Los coquitos son un dulce que me ha acompañado a lo largo de toda mi vida. Y aunque os parezca una tontería, no me siento cómoda llamándolos "coquitos". Toda mi familia, por parte de madre y padre, puesto que nacieron en el mismo municipio, un pequeño pueblo de la provincia de Zamora, los "coquitos" siempre, siempre, siempre han sido llamados "amarguillos". Curioso nombre para un dulce, ¿no os parece? No es un nombre con el que nosotros, personalmente, hayamos bautizado este dulce a base de claras de huevo, coco y azúcar, no. De manera que si esperáis que os de una explicación del por qué de su nombre, siento defraudaros y deciros que no la tengo.

Cuando era pequeña, mis padres tenían por costumbre ir al pueblo algún que otro fin de semana, y por descontado, el mes de agosto. No es que me gustara especialmente, pero había que ir. Pero el comenzar mis estudios universitarios me permitió dedicar los veranos a perfeccionar y a ampliar mis conocimientos de inglés, por lo que mis viajes al pueblo quedaron muy reducidos.

Hoy en día, ir al pueblo, significa mucho. Significa disfrutar de la vida a otro ritmo, en otro ambiente, y me gusta. Disfruto enormemente del contacto con la naturaleza porque su inmensa belleza me reporta mucho más que la ciudad. Pero no puedo negar que para vivir, prefiero la ciudad. Aunque es bien cierto que nunca he vivido en un pueblo, con lo cual puedo estar hablando por hablar.

Uno de los motivos por los cuales me gusta pasar unos días en el pueblo es por la riqueza gastronómica de la que puede presumir, especialmente de la repostería. Por aquella zona son archiconocidos los "feos" de Villalpando, un dulce de forma alargada, de textura algo dura y crujiente, que emplea huevos, azúcar y almendra entera. También están los bollos nevados, las pastas (que en sí son perrunillas), las rosquillas trancalapuerta, la torta de coscarón, los rebojos, que son una especie de magdalena super grande, las almendras garrapiñadas, las cosquillas de Ledesma, las aceitadas y los amarguillos, o coquillos. En el lado salado tenemos el arroz a la zamorana, potentemente energético, y las chichas, que no son más que picadillo con el que hacer chorizos, por no mencionar su riqueza en cuestión de legumbres. Total, un empezar y no parar :)

coquitos


Después de toda esta retahíla antológica y gastronomía antropológica (esto queda de lo más cursi), hablaros de los amarguillos, o coquitos, tiene un significado muy profundo en mi.

La receta que os traigo es de Laura, editora del maravilloso blog Because. Fue ver la receta y notar su presencia en mi memoria de forma persistente. Después me enteré de que la receta era viajera y procedía del blog de Patricia, de Sabores y momentos, otro fantástico blog que es seguramente conocido por vosotros.


coquitos


Os explico cómo elaborar coquitos, o amarguillos que no amargan ;)

Ingredientes

  • 3 claras a temperatura ambiente
  • 200 gr de coco rallado
  • 130 gr de azúcar glas
  • Unas gotas de zumo de limón
  • Ralladura de medio limón

Elaboración

  1. En un recipiente amplio y muy bien limpio, montamos las claras con unas gotas de zumo de limón, que ayudarán a que monten más rápido y resistan durante más tiempo montadas.
  2. Cuando el merengue ha formado picos estables (podemos volcar el recipiente bocabajo y no se caerán), añadimos el azúcar glas cucharada a cucharada, y una vez que hemos terminado con él, añadimos la ralladura de limón. Y por último añadimos el coco rallado y mezclamos suavemente.
  3. Pre-calentamos el horno a 180ºC, con calor inferior y superior.
  4. Preparaos una bandeja de horno y la protegemos con papel vegetal.
  5. Nos humedecemos las palmas de las manos ligeramente y cogemos pequeñas porciones de masa, del tamaño de una nuez, y les damos forma de bola, y de ahí vamos dándoles una forma cónica. Colocamos cada coquito en la bandeja dejando un pequeño espacio de separación entre cada uno.
  6. Introducimos la bandeja en el horno, a media altura, y horneamos entre 15 y 20 minutos, o hasta que la superficie empiece a dorarse ligeramente. Es muy importante no quitarles el ojo de encima desde el momento en que empiezan a dorarse.

Notas

  • En el paladar, estos coquitos no resultan tan empalagosos como los que se suelen adquirir en los comercios, así que si los preferís con un punto más dulce, sentíos libres de añadir más azúcar en la elaboración.
En una entrada que enraíza tanto con el mundo que me rodea, si os apetece saber un poquito más de mi y de mi cocina, os invito a leer la entrevista que me ha hecho Rebañando. Si te pica la curiosidad, pincha en el logotipo bajo estas líneas.


TITULO DE LA IMAGEN

15 comentarios han dado alegría a esta entrada:

Si tienes alguna consulta, te responderé en cuanto me sea posible. También puedes escribir un correo a cocidodesopa@gmail.com.
Muchas gracias por tus palabras y tu tiempo.

Huevos en gelatina con salmón { Reto Cooking the Chef }

{ 22 Comentarios }

huevos-en-gelatina-con-salmón



Para el mes de marzo, la chef retada a descubrir es una mujer española, de familia de renombre dentro del gremio de la psicología, jurado del talent-reality show Masterchef ... ¿Sigo?

Es imposible que a estas alturas no haya ser humano que no conozca a Samantha Vallejo-Nájera. Amante de la buena comida y de la cocina. Estudió en la escuela de Paul Bocuse, posteriormente con Juan Mari Arzac, hasta que decidió crear su propia empresa de catering. Ha publicado cuatro libros, de los cuales, Quedar bien sin complicarte la vida, es el último de todos ellos, y aboga muy claramente por una cocina sencilla, sin complicaciones, de bajo coste económico, con recetas tradicionales tanto españolas como internacionales, como otras con su distintivo toque Samantha divertido y creativo. Y de hecho, tiempo atrás publiqué una receta de este libro: la caponata siciliana. 

Y es que esta mujer, empresaria, presentadora de televisión, esposa y madre de cuatro hijos, ha tenido que aprender a simplificar la vida, no menos que tantos de nosotros, por supuesto, y es por eso por lo que me gusta su cocina. Estoy segura de que esta es una tendencia cada vez más habitual en muchos de nosotros, y me incluyo en el lote. No por falta de tiempo vamos a sacrificar lo que más nos gusta: cocinar; así que terminamos buscando recetas sencillas y que nos exijan poco tiempo en la cocina. 

Para participar en el reto Cooking the Chef del mes de marzo, me fijé muy especialmente en una de las recetas del libro mencionado más arriba, y así me lancé a elaborar unos huevos en gelatina con salmón. Los elegí por ser rápidos, sencillos y especialmente muy vistosos, y resalto lo de "vistosos", porque al final la receta no fue ni todo lo rápida, ni todo lo sencilla que preveía. Y es que clarificar un caldo para convertirlo en consomé, que es la base de esta gelatina o áspic, técnicamente hablando, no es fácil. A mi me llevó dos intentos, y no puedo decir que esté totalmente satisfecha del resultado final. Aún así, os cuento cómo lo he hecho, aunque sin duda, se puede perfeccionar. 


huevos-en-gelatina-con-salmón

Ingredientes (Para 3 personas)

  • 3 huevos
  • 250 ml de consomé (elaborado con un hueso de rodilla de vaca, una pechuga de pollo pequeña, un trozo pequeño de repollo, una zanahoria, medio puerro, un trozo de apio y un nabo)
  • 3 hojas de gelatina (5 gramos)
  • 100 gramos de salmón ahumado cortados en tiras de un centímetro
  • Un pepinillo encurtido
  • Un chorrito de vinagre
  • Un chorrito de Jerez
  • Sal
  • Unas flores comestibles para decorar (opcional), o unas ramitas de eneldo
  • Además:
    • Moldecitos de silicona

Elaboración

  1. Empezamos haciendo un consomé. En una olla a presión ponemos las verduras, las carnes y un litro de agua. Llevamos a ebullición, y espumamos a medida que se va formando espuma con las impurezas de las verduras y de las carnes. Una vez que hemos retirado la espuma, cerramos la olla y hervimos durante media hora a partir de que la válvula comience a silbar. Al abrir la olla, colamos el caldo con un colador de malla. Ahora vamos a clarificar el caldo para que nos quede lo más limpio y transparente posible: vertemos el caldo en una cazuela amplia y lo llevamos a ebullición. Separamos una clara de una yema, batimos la clara un poquito y la vertemos al caldo. La clara, absorberá las impurezas del caldo. En cuando haya cuajado, retiramos con una espumadera y desechamos. Colamos de nuevo el caldo pasándolo por un colador de malla. Reservamos.
  2. El siguiente paso: escalfar los huevos. En una cazuela, ponemos abundante agua con sal y un chorrito de vinagre. Llevamos a ebullición. Vertemos cada huevo en un recipiente pequeño. Con una cuchara damos vueltas al agua para formar un remolino, de manera que al verter el huevo, la clara quede más recogida con el movimiento en circular. Una vez el huevo está en el agua, cocemos durante dos minutos. Retiramos con una espumadera, los pasamos bajo el chorro de agua fría, y los dejamos escurrir sobre papel de cocina. Recortamos los bordes para que queden bonitos.
  3. Lavamos el pepinillo, lo escurrimos, y lo picamos en brunoise muy fina. 
  4. Ponemos las hojas de gelatina en remojo en agua fría. Calentamos el caldo y añadimos un chorrito de vino de Jerez en el último momento. Escurrimos las hojas de gelatina, las añadimos al caldo caliente (nunca hirviendo), removemos y nos aseguramos de que se hayan disuelto correctamente. 
  5. En el fondo de cada vasito que nos va a servir de molde para nuestra elaboración, ponemos una parte del pepinillo picado. Repartimos las tiras de salmón ahumado, y encima el huevo. Vertemos el caldo y conservamos en la parte más baja de la nevera para que se enfríen por completo.
  6. Para desmoldar, calentamos agua en un recipiente pequeño, introducimos cada vasito un par de minutos, y con mucho cuidado vamos bordeando el vaso por el interior, con algún utensilio no punzante, y que nos ayude a ahuecar la gelatina y separarla sin dañarla.
  7. Servimos acompañando la gelatina con unas flores comestibles, una ensalada a base de rúcula y tomates cherry asados o lo que más nos apetezca. 

22 comentarios han dado alegría a esta entrada:

Si tienes alguna consulta, te responderé en cuanto me sea posible. También puedes escribir un correo a cocidodesopa@gmail.com.
Muchas gracias por tus palabras y tu tiempo.